La neurociencia social es una nueva disciplina que surge de la combinación entre la investigación en psicología social y las neurociencias cognitivas, cuyo objetivo es el estudio de las bases biológicas (inmunes, endocrinas, neuronales) de la cognición y conducta sociales, combinando las herramientas más avanzadas de la neurociencia cognitiva como las técnicas de neuroimagen y la neuropsicología, junto con la investigación en ciencias cognitivas y en ciencias sociales como la psicología social, la economía y las ciencias políticas.
La neurociencia social es un nuevo y excitante campo de investigación. La cantidad de estudios y el número de investigadores que se han sumado al estudio de las bases biológicas de la cognición social ha crecido exponencialmente desde que Cacioppo y Berntson acuñaron el término neurociencia social a principios de los años 1990. Sería muy interesante ahondar aún más las líneas de investigación y los temas de la neurociencia social (desarrollo ontogenético y filogenético de los procesos sociales; neurología, neuropsicología y neuropsiquiatría de la conducta y cognición social; cognición moral; empatía; formación de esquemas, representaciones y estereotipos sociales; simulación artificial de la conducta social, etc.) sobre las cuales ya se está trabajando y los diferentes niveles que se exploran (bioquímico y neuroendocrino, neuronal, modular, sistemas, etc.).
Hace varios años el psicólogo francés Serge Moscovici (1976) acuñó el término representaciones sociales para referirse a un cuerpo de conocimientos (en el que se incluyen estereotipos, opiniones, creencias, valores, normas, actitudes, prejuicios, etc.) cuya función es hacer inteligible e integrar a los individuos en la realidad física y social, y organizar sus conductas y sistemas comunicativos. Desde entonces los psicólogos sociales se han dedicado a estudiar estas ‘representaciones sociales’ con el objeto de entender y poder controlar la dinámica y los determinantes de las interacciones sociales. En cierto sentido se podría decir, que gracias a esta nueva disciplina se pueden estudiar ya las bases biológicas que subyacen a las representaciones sociales. Creo que los teóricos que las estudian se verían enormemente beneficiados si se acercan a la investigación en neurociencia social.
Fragmento de “Neurociencia social: El maridaje entre la psicología social y las neurociencias cognitivas.” (Israel Grande-García).
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