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Liderazgo en tiempos de crisis

Foto del escritor: Pablo PuccioPablo Puccio

Mucho se ha escrito hasta hoy sobre el liderazgo y su importancia dentro de nuestra sociedad; hemos tenido a lo largo del tiempo acceso a una amplia gama de textos que nos ayudan a descubrir y potenciar las aptitudes de cada individuo en los diferentes ámbitos en que se mueve.

Es innegable que el liderazgo se desarrolla a partir de un potencial que está en las personas. A veces surge naturalmente y en otros casos son motivaciones poderosas que se activan, ante una determinada situación y producen la conmoción interior necesaria.

Sin embargo, muchas veces vemos que esto no ocurre porque:

• Hay cantidades enormes de liderazgo perdido o que nunca se activó.

• El entorno no fue lo suficientemente influyente para provocar una reacción.

Sea lo que fuere, es necesario estimular a esa especie de “gigante dormido” que existe dentro de cada uno, activando y desarrollando ese potencial interior que se pondrá de manifiesto a través de la acción.

Y se trata ante todo de la acción humana productiva, que se realiza mediante el trabajo y el compromiso.

La sociedad necesita de un liderazgo comprometido con sus necesidades y con las oportunidades que se presentan. Para ello la capacidad de decisión es fundamental.

En la decisión comienza la acción y esta se prolonga en la medida en que se ejecuta. Podemos decir que también continúa a través de los proyectos, siempre que haya constancia en la tarea.

En realidad, con la acción se consigue pasar del conocimiento sobre cómo deben ser las cosas o de cómo podrían ser (el saber teórico), a desembocar finalmente en el hacer como acción productiva y transformadora, que es donde realmente se ponen a prueba nuestros conocimientos, nuestras capacidades y habilidades.

Lo importante es dejar claro que la acción exige una actitud determinante, decidida, inteligente y activa, que compromete a la persona con lo que hace y con quienes lo hace.

Hoy la sociedad está esperando de sus líderes una respuesta a las necesidades y a los retos que se le plantea. De la calidad, prontitud y fuerza de esa respuesta depende la transformación de cada comunidad. La sociedad espera un gran salto del liderazgo. Hay una urgente demanda de líderes que ayuden a dar ese gran salto.

Lo mejor de todo es que hay de dónde. No se trata de asustarse ante los grandes desafíos sino de acostumbrarse a ellos. El gran salto del que hablo necesita de líderes con capacidad y compromiso de acción en todos los campos, que conviertan esa meta en un gran propósito de las instituciones y de los individuos. De tal forma que todos se sientan llamados a dar algún tipo de respuesta concordante con la necesidad presente,.

De esa respuesta dependen, tanto la superación de muchas barreras, como las expectativas de mejorar la vida de miles de personas cuyo futuro está en manos de aquellos que acepten el desafío. Si queremos que nuestra sociedad cambie, si deseamos un futuro distinto, deberemos hacer cosas diferentes asumiendo el protagonismo que nos corresponde.

Alguien dijo una vez que la oscuridad existe simplemente por la ausencia de luz. Ojalá podamos cada uno de nosotros, desde el lugar donde nos toca estar, aportar una luz de esperanza a esta sociedad convulsionada.

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