Sin duda alguna definirnos como producto y saber qué tenemos que ofrecer ante el resto es indispensable pues, ¿cómo voy a vender algo sin ni siquiera saber cuáles son mis ventajas?
Por ello, nunca nos lancemos a la aventura de empezar a difundir nuestra “imagen” si no hemos planificado al detalle antes qué queremos comunicar.
Por otra parte, definirnos de manera concreta como profesionales no es, hay que ser sincero, tarea fácil. Hay personas que no lo hacen hasta que no llevan ya muchos años de “rodaje”. Por otra parte, esto es sencillo de entender ya que cuanta más experiencia tengamos, más habremos podido agudizar nuestra mirada e intervenir en aquellos campos en los que hemos sido más insistentes o que nos han despertado mayor curiosidad.
A menudo, entender quiénes somos en lo profesional no viene hasta que no ha pasado mucho tiempo ejerciendo. Es común ver a personas desarrollar una carrera determinada y, a la par, moverse en redes con otras inquietudes y que, con el tiempo, acabe descubriendo que lo que más le llama y lo que más expectativas tiene para su futuro, precisamente es esa inquietud que le apasiona. Independientemente de quiénes seamos o de qué podemos ofrecer, todas las herramientas aprendidas nos ayudarán a nuestro propósito y no hay que desestimar ninguna.
Ahora, yendo al interrogante antes planteado, en realidad, hay tres preguntas muy generales a la hora de definir tu marca personal. La primera, ya te la he dicho: es la pregunta de ¿Quién eres? La segunda pregunta es ¿Qué haces?, y la tercera es ¿Qué te hace diferente?
Un ejemplo podría ser: “mi nombre es Pablo Puccio, soy comunicador; y lo que me hace diferente es que intento siempre ejercer un trabajo creativo”.
Nos encontraremos que serán muchas las cosas que hacemos o muchas las que nos hacen diferentes, pero sin duda, resultará totalmente contraproducente que hagamos un listado de todo. Por ejemplo, sería un gravísimo error decir: “Soy Pablo Puccio, consultor, disertante, columnista, especialista en marketing digital, community manager, etc, etc…”
La gente piensa que resaltar absolutamente todo le ayudará en mucho, pero lo cierto es que este tipo de acciones hacen pensar que la persona no se define o que intenta suplir su falta de autoestima con demasiados cargos o, incluso, como no es buena en nada no ha logrado encontrar su pasión o especialización a lo largo de su trayectoria. Por el contrario, la mayoría de las veces no hacemos cosas tan diferentes que no se puedan resumir en una o dos palabras. Así es que todo lo dicho anteriormente entra en el término de “comunicador”, ya que esta profesión requiere de todas esas habilidades nombradas. Además, lo que nos diferencia puede ser nuestra especialización y las habilidades que queramos resaltar en ese momento.
Por ejemplo, si vemos que existe una gran oferta de empleo en un área determinada como está ocurriendo ahora con puestos como community manager o content manager. En ese caso, podría decir: “Soy Pablo Puccio. Comunicador, especialista en redes y web 2.0″.
Recuerda: La marca personal define una primera impresión que busca ser duradera en el tiempo (de ahí la importancia de trabajarla) pero a la hora de acceder a un puesto de trabajo, es un primer paso. Como al comienzo de cualquier relación (en este caso laboral), resulta contraproducente que llenemos de datos a la persona o personas que tenemos enfrente.
Es necesario pensar que es el primer paso de la relación y que, una vez que mi impresión sea buena, ya tendré la oportunidad de dar a conocer todas mis habilidades. Así que no bombardees con términos que te definen porque no gusta, cada vez más se busca la especialización y no que seas “bueno en todo”.
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