La sociedad en la que vivimos atraviesa por momentos de transformaciones vertiginosas. Está marcada por profundos cambios que implican la ruptura de esquemas y referentes previos con los consecuentes desequilibrios que sufren los sujetos en sus distintos grupos de pertenencia. De ahí la importancia de conocer la compleja trama social para abordar sus conflictos y procesos de comunicación generando herramientas que favorezcan el logro de adaptaciones y transformaciones positivas. Las mismas se sustentan en el conocimiento de las necesidades propias y de la comunidad para encontrar los caminos que lleven a satisfacerlas.
A lo largo de la historia hubo distintas formas de conectarse con la realidad, de explicar el mundo, que corren por caminos separados. Porque podemos establecer una línea que va de la filosofía a la ciencia, en el sentido de que son conocimientos racionales (que explican los fundamentos de lo que postulan) y, por otro lado, una línea que incluye el mito y la teología, que funcionan en otro nivel, con un criterio de eficacia o de fe; que no piden pruebas o razones de lo que afirman. Cuando nosotros, desde la Psicología Social, trabajamos a partir del existente y consideramos ahí al conocimiento popular, los mitos, las leyendas, los refranes, las corrientes y las cosas que se transmiten desde el arte como manifestaciones que tienen que ver con el conocimiento, apuntamos a recuperar ese otro andarivel.
En el individuo es muy difícil saber las razones que lo movilizan, porque son realidades multideterminadas, realidades muy complejas. Pero tampoco nada es porque sí. Y, como psicólogos sociales, nunca podemos dejar de ver el contexto en el cual se desarrollan los fenómenos para poder entenderlos. Esto implica generar espacios de aprendizaje en los que se aprende a aprender y a pensar, transformándose para transformar, promoviendo así el protagonismo y la participación activa de los sujetos en la sociedad, mejorando la calidad de vida.
Comments