Llegar a generar una marca personal potente requiere de mucha planificación; tener una buena visión, una meta y marcarse unos objetivos concretos para alcanzarlos en determinado tiempo, siempre es el primer paso para conseguirlos. Hay personas que están continuamente quejándose de “su suerte” pero jamás se han sentado dos segundos a planificar sus proyectos, a cuantificar cuánto tiempo se le va en determinadas tareas o a definir, simplemente, qué le gustaría perseguir o conseguir y qué necesita para llegar a ello.
Si nos inspiramos en personas que ya han conseguido una marca personal potente, veremos que cumplen siempre con tres características:
1. Son personas diferentes. De alguna forma “marcan la diferencia”. Según Ronnie Apeteker, “si no eres capaz de diferenciarte por alguna razón, serás sustituido por cualquier razón”. En términos de contratación este punto está bien claro: “si no sabemos qué nos hace diferente, ¿por qué tendría que saberlo quienes pueden contratarnos?”. Hacé un análisis y pensá en las habilidades que te diferencian. La gran verdad es que todas las personas tenemos algo que nos hace únicas.
2. Son personas que hacen un trabajo superior. Valoran la calidad, miden sus proyectos, no hacen por hacer… intentan ser los mejores en lo que hacen. Siempre se debe pensar que vas a hacer lo mejor, incluso lo imposible porque –la mayoría de las veces- ésto lo hace quien se atreve a soñarlo. Si nunca te planteas ni sueñas con ser mejor, jamás lo serás. Soñar es el primer paso para proyectar. Las personas que consiguen impacto en su trabajo sueñan y proyectan mucho. Asimismo, son personas que suelen estar rodeadas de gente que les inspira, no que les recuerdan constantemente todo lo que no pueden hacer. Juan Carlos Ortiz, publicista colombiano, decía que una persona líder debe “inspirar y tirar la basura”; entendiendo por “tirar la basura” el eliminar todas esas voces negativas que nos frustran y que creen que nada se puede hacer.
3. Son personas auténticas. A esta característica le dedicaremos un párrafo especial.
La Real Academia Española, en una de sus acepciones, entiende por persona auténtica a una persona “fiel a sus orígenes y convicciones”. Podríamos entrar aquí a valorar si con la autenticidad nacemos o si la autenticidad es algo que también se adquiere.
Sin embargo, lo que nos sirve de este concepto es entenderlo como aquello que tienen las personas que siguen sus sueños, que hacen caso de sus pasiones, de lo que los mueve y ponen en práctica aquello que los motiva. No estamos entrando en este concepto de autenticidad en un concepto moral sobre si son buenas o malas personas, sino que nos referimos a “la verdad de lo que somos”, a nuestra esencia.
La autenticidad es en parte el gran punto que nos dará credibilidad, ya que las personas que siguen aquello que sienten que son, transmiten con mayor fuerza y coherencia lo que desean. Podemos ver de entrada, según la forma y el entusiasmo con el que habla una persona de su trabajo, si lo hace por obligación o porque es un tema que le apasiona.
El publicista Juan Carlos Ortiz también decía: “No sorprender por sorprender. Tiene que ser una sorpresa creíble y humana. Porque tú puedes sorprender por cosas absurdas o cosas que no tienen ningún valor de credibilidad y en nuestro negocio, en el fondo, se tiene que tener sorpresa pero para que la gente crea en algo, no para que la gente te rechace”.
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